Aún estaba yo dándole vueltas a esto de crear el blog y, aunque tenía hechas las fotos, ha sido hoy cuando he vuelto a recordarlas y he decidido que era el momento de hacerlo.
El abuelo Jose María tiene imán con los pequeños, y no sólo con los niños, que también, si no con los personajillos de cuatro patas que no suben más de un palmo del suelo.
Vaya donde vaya… animal que tenga la suerte de cruzarse en su camino, pasa a ser su compañero inseparable.
Dicen que los niños tienen un radar especial por el que perciben nuestro sentimientos, yo creo que eso también ocurre con los animales, de ahí el cariño que todos ellos sienten hacia el abuelo.
Y como mis hijas saben que desde siempre se ha sentido atraído de forma especial por las ardillas, este fue el regalo que prepararon. (Y es literal, porque yo sólo tuve que ocuparme de hornear las galletas)
Espero que os gusten.
Sonia
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